La idea de producir un Mini se gestó en 1956 por la escasez de petróleo causada por la crisis de Suez. Uno de los jefes de BMC (British Motor Company), propuso construir un automóvil diminuto, que tendría que caber en una caja de 3 x 1,2 x 1,2m y tendría que montar un motor ya existente en esos momentos. El equipo de diseño había tenido que apañarse para colocar todas las piezas necesarias en tan reducido espacio, pero superaron el desafío. La versión de producción se presentó en público en abril de 1959, y en agosto de ese mismo año ya se habían fabricado varias miles de unidades. El Mini Mark I, tuvo buenas ventas en la década de los 60, con un total de 1.190.000 unidades producidas. Su sustituto, el Mark II, se lanzó en 1967. Se rediseñó la parrilla, la luna trasera se agrandó y se introdujeron varios cambios estéticos. De éste se fabricaron 429.000 coches, algunos en España. En paralelo, en 1963 se había introducido el Mini Cooper S, un versión más potente del modelo original y con menor tirada. La tercera generación del Mini, el Mark III, llegó en los años 70.